http://blogs.publico.es/ciencias/general/555/los-hombros-de-los-gigantes/
La salud del hombre está íntimamente relacionada con el campo magnético
de su entorno. Ya sabemos que la vida aparece en la Tierra cuando aparece el
campo magnético terrestre y su influencia sobre toda actividad orgánica es
decisiva.
Experimentos de laboratorio demuestran cómo el campo magnético
terrestre es necesario para el desarrollo de las funciones vitales de animales
objeto de experimentación en jaulas apantalladas magnéticamente. El
conocimiento o estudio del geomagnetismo es un elemento indispensable para el
desarrollo de la vida humana.
Generalmente, la principal fuente de perturbaciones o anomalías
magnéticas suelen estar producidas por corrientes telúricas, cursos de agua
subterráneas, etc. procedentes de
fuentes, fallas, cárcavas, karsts, etc, que modifican las radiaciones naturales
y, sobre todo, alteran el campo magnético terrestre, fuente de vida.
Estas corrientes subterráneas son fuertemente conductoras por las sales
que llevan en disolución, que modifican
dicho campo haciendo insalubre la zona bajo la que discurren. Otros agentes patógenos pueden ser: los materiales de construcción, los
materiales sintéticos, los campos eléctricos y magnéticos artificiales, etc.
El Real Observatorio de la Armada (ROA), (al que me había referido en una
entrada anterior) durante sus 250 años de funcionamiento ha ido añadiendo
a sus originales tareas astronómicas misiones tan importantes para la Armada y
para la ciencia española, como el cálculo de las efemérides y la publicación
del Almanaque Náutico, el Curso de Estudios Superiores, el Depósito de
Cronómetros e Instrumentos de la Marina, las observaciones meteorológicas,
sísmicas y magnéticas, y la
determinación científica de la hora (es el “guardián” de la hora oficial
española).
Como curiosidad, entre 1856-1869, fue su director FRANCISCO
DE PAULA MÁRQUEZ Y ROCO, Brigadier de la Armada (actualmente equivaldría a la graduación de Contralmirante), bisabuelo de mi padre (ver nota biográfica 1)
A partir de aquí, ya vais viendo de dónde procede mi interés y desde
cuándo llevamos en mi familia, y yo en concreto, dándole vueltas a estos temas,
desde este señor de aspecto tan serio y pasando por mi padre JOSÉ LUÍS RAMOS
JÁCOME (1923-2012). Este último fue un ser inquieto y curioso y esto le impulsó a profundizar y
desarrollar sus conocimientos científicos y técnicos en una larga y fructífera
trayectoria y hasta el final (con 88 años) se mantuvo volcado en las
aplicaciones de su investigación sobre el bioelectromagnetismo y la
para-ciencia a los que había dedicado todo su empeño en los últimos años. (ver Nota biográfica 2).
La introducción de mi padre desde mi infancia en los campos electromagnéticos
y, posteriormente, en sus aplicaciones
sanitarias han sido fundamentales a la hora de desarrollar mi formación tecnológica
y científica, mi vida profesional y, como no, mi vida personal, familiar y social.
Y en cuanto a la generación que me sigue, no quiero terminar esta
entrada sin indicar que cuento con la ayuda de mis hijos IRENE, PAULA y MARCOS PERÁN RAMOS para
organizar el tiempo y templar mi carácter. También ellos empiezan a manifestar
un espíritu inquieto y curioso, para gran satisfacción de sus padres. En
concreto, Irene, está demostrando su gran capacidad de análisis y síntesis incluso
en materias por las que dice no interesarse, por ejemplo la Filosofía.
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Y en cuanto a mí, mi vida profesional ha pasado de la localización de siniestros en el mar por medio de Radiobalizas COSPAS-SARSAT hasta actualmente la Telemedicina, pasando por las comunicaciones en la Fragata Asturias, entre otros.
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D. Francisco de Paula Márquez de Prado y Roco (1816-1886), Brigadier de la Real Armada
Española (actualmente equivaldría a la graduación de Contralmirante), Director
del Real Observatorio de la Armada entre 1856 y 1869.
Ingresó en 1829 en la academia Náutica del Departamento de Cádiz, institución en la que realizó el curso elemental.
Seguidamente embarcó como meritorio de piloto hasta que, en 1831, volvió a la
Academia, esta vez como maestro auxiliar. En 1833 ingresó como meritorio en el Observatorio de San Fernando. Desde entonces fue pasando por los empleos de tercero, segundo y primer astrónomo colaborando con los directores Sánchez Tenjero y Montijo en las tareas científicas y docentes del Observatorio.
Desempeñó el cargo de Director del Observatorio de San Fernando entre 1856 y 1869. Bajo su dirección se instauró en Curso de Estudios Superiores. Llevó a cabo la gran reforma del edificio con la ayuda de su mujer Luisa Solís en la confección de dibujos y planos. Así mismo llevó a cabo la renovación de la instrumentación.
Propuso un nuevo reglamento de funcionamiento de la Institución, siendo aprobado por la Junta Consultiva de la Armada y por la Dirección de Personal, titulándose “Reglamento para el régimen, dirección y gobierno del Observatorio de la Marina de San Fernando” en 1859.
Tras cesar al frente del Observatorio, se trasladó a Madrid, donde fue nombrado Consejero de Instrucción Pública (1874) y director del Conservatorio de Artes y Oficios (1876). Desde 1875 perteneció a la real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Nota biográfica 2.
Dr. D, José Luis Ramos Jácome (1923-2012).
Era un enamorado de la
vida con un alma desbordante de entusiasmo, que contagiaba inmediatamente a
todo el que se relacionaba con él. Hasta sus últimos días mantuvo la lucidez y el interés por los temas de actualidad, además de las
ciencias físicas y naturales y la tecnología, que desde muy pequeño captaron su
interés. Hasta el final se mantuvo volcado en las aplicaciones de su
investigación sobre el bioelectromagnetismo y la para-ciencia a los que había
dedicado todo su empeño en los últimos años.
Su ser inquieto y curioso le
impulsó a extraer y asimilar lo positivo
de todas las situaciones que se le fueron planteando a lo largo de su vida. A causa de los cambios de residencia de su
padre militar, su formación fue muy diversa y peculiar, lo que estimuló su
innata curiosidad y configuró en él una mente ágil y receptiva y un espíritu
abierto y comprensivo. Incluso supo “disfrutar” de una larga “mili” como
voluntario en el Ejército del Aire, en servicios de transmisiones, lo que le
permitió avanzar en conocimientos de la radio y la electricidad, que serían muy
valiosos para su vida futura. Su forma
de ser y su compartido interés por la ciencia y la tecnología le permitió trabajar, hombro con hombro, con
su hermano Patricio durante más de sesenta años, profundizando y desarrollando,
juntos, sus conocimientos científicos y técnicos en una larga y fructífera
trayectoria empresarial, a la que más tarde se incorporó su hermana Mª Luisa.
Fueron unos hermanos muy unidos, cada uno diferente, pero siempre como una
piña.
Todo este largo tiempo de
experimentación y trabajo intensos fue posible por el apoyo y entusiasmo
prestado, a su amantísimo y entrañable esposo, por Asunción, que siempre le
demostró un profundo cariño y una gran dosis de comprensión y paciencia. Pero
el inquieto espíritu de José Luis no pudo sustraerse al hechizo de la Historia,
el Humanismo y el Arte en los que su amada esposa estaba totalmente sumergida, por lo que se zambulló con ella sin dudarlo y se convirtió también en su apoyo
y compañero en el apasionante mundo de la exploración del alma humana y sus
manifestaciones. Estos 53 años de fecunda vida común han sido posibles gracias
al apoyo mutuo, la coherencia e inteligencia de ambos, la fascinación compartida
por el conocimiento y unos profundos
principios religiosos.
La gran calidad humana de José
Luis se manifestó siempre en un carácter comprensivo y discreto, con gran preocupación
por los demás y sus situaciones personales, problemas, dudas,…. Todos tuvimos
siempre en él un apoyo sólido y cercano en nuestro aprendizaje y en nuestra
vida profesional y personal. Era parco en la expresión de sus sentimientos pero
todos sabíamos que nuestros disgustos o contratiempos y alegrías o éxitos eran
también suyos.
Hemos disfrutado del privilegio
de su compañía entrañable a lo largo de su larga vida de sencillez, austeridad
y sosiego pero también de entusiasmo y vitalidad, que tantos amigos ha
cosechado. La mejor forma de mantenerlo
con nosotros es seguir su ejemplo, abrir
nuestro espíritu de par en par y disfrutar y agradecer todas las cosas maravillosas
que la vida nos ofrece.